La mística, escritura del goce femenino.

A propósito de San Juan de la Cruz

La mística, escritura del goce femenino.

 A propósito de San Juan de la Cruz.

                                             … nos fundiremos en el éxtasis, …, jubilosos y a puerto seguro del necio lenguaje humano, tú y yo.

                        Jaláluddín Rumi (Poeta místico musulmán persa 1207 – 1273)

Juan de Yepes procede de la cultura de la pobreza[1], el encuentro con los Carmelitas y con sus luchas le llevan a pasar nueve meses en la cárcel, donde creará Cántico espiritual, considerada la cumbre de la poesía mística española; lo que hace con ayuda de su memoria pues carecía de papel y pluma.[2] 

En dos ocasiones Lacan hace referencia al místico hispano, la primera en su seminario sobre Las psicosis, y dice: “La poesía hace que no podamos dudar de la autenticidad de la experiencia de San Juan de la Cruz […]. La poesía es creación de un sujeto que asume un nuevo orden de relación simbólica con el mundo.”[3]

La experiencia mística creadora de la experiencia poética.

Con su poesía intenta lo imposible, comunicar su experiencia mística, su encuentro con lo inefable, a través del lenguaje.

Surge así una poesía extraordinaria, que él mismo llama de “dislates”, y para los que tiene que hacer “declaraciones”, supuestamente para los sorprendidos lectores, ante el erotismo y el enigma de sus versos.

En esta alegoría del coloquio entre el alma y Dios, no hay equivalencias fijas, “montes”, por ejemplo, va cobrando significados diferentes, a lo largo de las  “declaraciones”. Sus analogías son cambiantes e ilógicas, por lo que se hace verdaderamente difícil adivinar las significaciones de este lenguaje; que quedan pues vacías; pocas veces hay un mismo y único sentido a una palabra, estos aparentes “dislates” son de gran fecundidad y es la genial manera que tiene de abordar esta experiencia, a priori, inenarrable, sin lógica pero que le produce sensaciones equívocas y misteriosas.

Que mi alma se ve ya

Sin arrimo y con arrimo

Verdadero alquimista del lenguaje[4], transmuta aceleradamente las palabras en un estilo de metaforización desconocido hasta el momento, liberando así al lenguaje de la rutina del significante y significado, sus versos están en una evolución constante, así lo declara en el Prólogo al “Cántico espiritual” … “por ser cosas tan interiores y espirituales, para las cuales comúnmente falta el lenguaje … es todo un estado de transformación… porque los dichos de amor es mejor declararlos en toda su anchura”[5]

La escritura de un goce: … que voy de vuelo!

La segunda referencia de Lacan la encontramos en el seminario Aún: “La mística … Es una cosa seria, y sabemos de ella por ciertas personas … gente capaz como San Juan de la Cruz… ¿Y con qué goza? Está claro que el testimonio esencial de los místicos es justamente decir que lo sienten, pero que no saben nada”[6]

             Entréme donde no supe,

y quedéme no sabiendo,

toda sciencia trascendiendo

era cosa tan secreta,

que me quedé balbuciendo,

toda sciencia trascendiendo

y el espíritu dotado

de un entender no entendiendo

Quien se supiere vencer

Con un saber no sabiendo,

           irá siempre trascendiendo.[7]

Con estos versos elegidos de “Coplas sobre un éxtasis de alta contemplación” en el que nos resonará fácilmente este “saber no sabiendo”, pues es una referencia para nosotros sobre lo que es el inconsciente, que pone en el corazón de la experiencia subjetiva del goce en el cuerpo, un vacío, imposible de llenar con el lenguaje, al que solo se le puede aproximar balbuciendo.

No poder decir nada, que es como Lacan, se aproxima a lo que llama goce femenino, acerca el lenguaje al silencio, no se puede decir nada, porque apunta a la dimensión a la que no alcanza la lógica del significante ni el goce fálico. Tal vez lo podemos pensar como el silencio mudo de la pulsión o como un eco sin decir.

El silencio y la soledad, – en profunda soledad, escribe, – es como alcanza la experiencia mística, sin el ruido de las voces y entonces goza de la música callada.

Y sus lectores nos deleitamos con las resonancias de sus canciones.

Concha Lechón

Velada de Cárteles: Grand Assises: La mujer no existe.

Valencia, 9 de marzo 2022

Sede CV – ELP


[1] Gamoneda, A. Discurso. Entrega del Premio de Literatura en Lengua Castellana “Miguel de Cervantes 2006”

[2] Gorostiza, L. La música callada. Jacques Lacan con San Juan de la Cruz. Lacan Hispano. Gramma Ediciones, 2021

[3] Lacan, J. Seminario, Libro 3. Las psicosis. Paidós, Buenos Aires, 1981, p. 114

[4] López – Barat, L. Los lenguajes infinitos de San Juan de la Cruz e Ibn – Arabi de Murcia

[5] San Juna de la Cruz. Llama de amor viva y poesía espiritual.  Madrid. Ed. Arca de Sabiduría. 1994

[6] Lacan, J. Seminario, Libro 20 Aún. Paidós, Buenos Aires, 1992, p. 92

[7] San Juan de la Cruz. Llama de amor viva y poesía espiritual. Editorial EDAF, Madrid, 19954. P.  170 – 171

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Basquiat. Polifonía visual

Texto presentado en el espacio central de la ELP-CV el día 24 de noviembre de 2021.Sesión preparatoria de las XX Jornadas de la ELP, “Marcas del trauma”.

Jean Michel Basquiat. Polifonía visual con cuadros

Impacta ver las obras de Jean Michel Basquiat, una eclosión de elementos se impone a nuestros ojos, en ellas encontramos escrituras poéticas, alusiones literarias, estructuras cromáticas en una multiplicidad de representaciones.

Su obra se considera como un legado en el que existe un equilibrio perfecto entre la tradición del arte occidental y la cultura cotidiana de la vida de los afroamericanos en el Downtown de Nueva York de los años ochenta.

Me acerco a la obra de Basquiat buscando en qué puede ilustrarnos sobre la última enseñanza de Jacques Lacan y en esta ocasión, desde el sesgo del trauma y sus marcas.

Un acontecimiento imprevisto es su primer recuerdo infantil, a la edad de siete años: fue atropellado por un coche mientras jugaba en la calle. Ya en el hospital su madre le llevó un ejemplar de Gray´s Anatomy.

Si bien Jacques-Alain Miller, nos orienta a no buscar la diacronía de una herida antigua como origen del trauma[1], sí que podemos pensar que este accidente fue un encuentro con lo imprevisible, en el que quedó ligado y desligado la vida y la muerte.

Los coches y los juegos callejeros desempeñaron un papel protagonista en las primeras pinturas de Basquiat, las partes del cuerpo y sus nombres científicos son recurrentes en su obra, Gray fue el nombre de su grupo de música experimental. En uno de sus últimos cuadros Pegasus, letras y palabras en negro sobre un fondo blanco, se repite con insistencia ASPHALT.

Los cuerpos que pinta y dibuja Basquiat, parecen más bien esbozos, están incompletos, en muchos de ellos se ve el interior, los órganos, la mayoría de estos cuerpos tienen sobre ellos rayas, trazos, palabras, hay en ellos una tensión entre lo inacabado y lo excesivo de marcas, de colores…e incluso la fealdad salta a la vista, al mismo Cassius Clay, lo pinta sin brazos; los del batería Max Roach, son apenas un esbozo en movimiento, por citar cómo representa a algunos de sus héroes.

Pinta lo que ve y lo que escucha, dice: “Plasmo una idea directa” (1983)[2]. “Obtengo la información en libros, en cosas de espray… la carta de un restaurante es una pintura…” (1985)[3].

Sus cuadros se asemejan a cómics de la crónica social, a la vez que están presentes las referencias bíblicas, literarias, mitológicas. Pero a diferencia de lo que a primera vista pudiera parecer, un salpicado sin ton ni son o una copia de la realidad que le rodea, hay en ellas miríadas de constelaciones significantes que remiten a la infinitud de las resonancias, en torno a los temas que le preocupan: el origen de la esclavitud, la situación de los afroamericanos, la ferocidad del capitalismo.

Si bien la dimensión social salta a la vista en su obra, no es lo que cautivó a los entendidos en arte: críticos, galeristas, otros artistas, sino su potencialidad creativa; es también de nuestro interés poder ver y leer la obra de Jean Michel con la clave que Jacques-Alain Miller nos aproxima a Finnegans Wake, como ese eco translingüístico que desconcierta, como una cámara de reverberación, – aquí de imágenes acústicas y visuales -, en la que se demuestra la relación de cada uno con lalengua y es esta contingencia la que provoca la resonancia del troumatismo en cada uno.

En sus primeras obras traslada los grafitis SAMO a lienzos, grafitis que realizaba con su compañero de instituto Al Díaz, firma de la que se apropia, con la que llenaron de máximas enigmáticas puntos estratégicos del Soho, del tipo: “Jimmy Best de espaldas al golpe a traición del expediente de su niñez” o, “SAMO COMO UNA CLAÚSULA DE EXCEPCIÓN”.

La excepción de su singular relación al lenguaje.

Introduce pronto un nuevo tipo de pintura en su meteórica trayectoria, reutiliza piezas viejas encontradas en la calle, que no funcionaban y las eleva a obras de arte, ventanas, puertas, ruedas de automóvil, cuyos marcos les sirve de marco para los cuadros.

Aún da un paso más y comienza a construir sus propios bastidores, sujetando maderas con cuerdas que deja al descubierto, o con clavos también a la vista. La mirada puede pasar así también por el “interior” del cuadro, por lo nudos y los enganches que lo sostienen. Cuando le preguntan por esta forma de presentar sus cuadros, dice: “Está todo bien atado, aunque no lo parezca”[4], en un equilibrio sutil de rudeza y elegancia.

Su curiosidad y su afán de investigación en el campo visual, más su sentido práctico, le llevan a una forma original de enlazar sus pinturas – que realiza en formatos muy grandes -, a enlazar varias pinturas, incluso de tamaños diferentes, en polípticos, que puede plegar, lo que facilita el traslado de las obras.

Podemos entender este ensamblaje de piezas sueltas, desde la diversidad de sus representaciones, sus bastidores, sus polípticos con la función de la pieza suelta, de la que Jacques-Alain Miller, dice: “… la pieza suelta, una vez que se le ha separado como tal de su función, se torna enigmática, …, la pieza suelta, cuando ya no sirve para nada, es una figura fuera del sentido.

Una vez eliminado de la pieza suelta su uso natural, ella se presta a ocasionales para los que no estaba hecha. Esa práctica de bricolaje es un proceso, un procedimiento fundamental”[5].

Podemos decir de Basquiat que es un hombre de saber hacer, un artista, que es como Lacan nombra a James Joyce.

Basquiat se veía como una celebridad, personaje que representa unos meses antes de darse a conocer como SAMO y comenzar su fulgurante trayectoria. Su amiga y documentalista Tamra Davis dice de él: “Se hizo famoso por ser artista, después era famoso por ser famoso”[6].

En sus autorretratos suele representarse con una corona de tres puntas, reconociendo así la majestad de sus héroes: escritores, músicos y boxeadores, inspirándose en sus logros. Consideraba su labor como una continuación de este noble linaje.

Corona que bien puede representar su escabel.

Así en sus obras encontramos listados de nombres en el que están los héroes épicos de la historia universal haciendo serie con los nombres de músicos, poetas y deportistas.

Dirá: “Quería copiar toda la historia de arriba abajo, pero era demasiado aburrido, me limité al elenco de los personajes. Solo me gustan los nombres”[7], lo que podemos poner en relación con la cita de Jacques Alain Miller sobre un dicho de Lacan del seminario anterior a El sinthome: “La nominación es por donde el parloteo se anuda a lo real”[8].

Su amigo, el pintor activista Keit Haring dice de él: “El poeta supremo, cada gesto un símbolo, cada acción, un acontecimiento. Creó suficiente obra para mantener el suspense entre las generaciones venideras”[9]. Lo que lo constata una obra de más de mil lienzos y más de mil dibujos en ocho años.

Más me acerco a su obra, más me interesa.

Concha Lechón. Psicoanalista. Miembro de la ELP y de la AMP.

Cassius Clay, 1982

Acrílico y barra de óleo sobre lienzo, 106,5 x 104 cm

Sin título, 1982

Acrílico y barra de óleo sobre madera, 183 x 122 cm

Grillo, 1984

Acrílico, óleo, collage de fotocopias, barra de óleo y clavos sobre madera, políptico: 244 x 537 x 44,5 cm

Pegasus, 1987

Acrílico, grafito y lápices de colores sobre papel, montado sobre lienzo, 223, 5 x 228, 5 cm

CPRKR, 1982

Acrílico, barra de óleo y collage de papel, montado en soportes de madera. 152,5 x 101,5 cm


[1] Miller, Jacques-Alain. Causa y consentimiento. Paidós, Buenos Aires, 2019, p. 138

[2] Nairne, Eleanor. Jean-Michel Basquiat. Taschen, 2020, p. 240

[3] Op, cit, p. 368

[4] Op, cit, p. 240

[5] Miller, Jacques-Alain. Piezas sueltas. Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 14

[6] Davis, Tamra. Jean-Michel Basquiat: The Radiant Child. Documental, Estados Unidos, 2010.

[7] Nairne, Eleanor. Jean-Michel Basquiat. Taschen, 2020, p. 235

[8] Miller, Jacques-Alain. Piezas sueltas. Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 70

[9] Nairne, Eleanor. Jean-Michel Basquiat. Taschen, 2020, p. 448

REFLEXIONES SOBRE LA FEMINIDAD

                    Reflexiones sobre la feminidad

Inicio este trabajo de investigación con las miras puestas al Congreso 12 – 13 de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, es decir para avanzar hacia este sintagma durante año y medio, para lo que me he planteado un programa de trabajo de 7 puntos:

1.- La niña

2.- La sexualidad femenina

3.- La feminidad

4.- La posición femenina

5.- Del lado mujer

6.- El goce femenino

7.- La mujer no existe

Hoy, me quedaré en la vereda freudiana vislumbrando las posibles rutas lacanianas.

La niña aparece en el marco del mayor escándalo freudiano, la sexualidad infantil, con la que Freud se atreve a poner patas a arriba a la moral imperante, dándole a la pulsión sexual infantil un carácter de ley: se manifiesta en todos los seres hablantes.

De entrada, presupone que hay un mismo proceso de desarrollo libidinal para ambos sexos en los primeros años de vida, hasta la encrucijada nodal que es el complejo de Edipo.

En estos primeros años de vida, ambos, son pulsionalmente activos, es decir, la sexualidad en las niñas tiene un carácter masculino. Para dejar enmarcada la cuestión, de la polaridad masculino-activo, femenino-pasivo, de la que parte Freud, me remito a la reflexión que hace en 1925, al explicar las consecuencias psíquicas de las diferencias anatómicas, dice: Todos los seres humanos tienen una disposición bisexual , por su herencia cruzada… la masculinidad y la feminidad son construcciones teóricas de contenido incierto. (1)

Las diferencias entre la niña y el varoncito comienzan con el apercibimiento de la diferencia anatómica de los sexos, y aquí, de la niña dice: en el acto se forma su juicio y su decisión. Sabe que no lo tiene y quiere tenerlo. (2). O bien comienza, la desmentida: la creencia de que lo posee. A partir de la envidia de pene, puede hacer la equivalencia pene = hijo, y entrar así en la encrucijada edípica y tomar al padre como objeto de amor. Es decir, en la niña el complejo de Edipo es una formación secundaria, que está precedida por el complejo de castración, por este instante de ver y de tomar una decisión. Freud nos indica que el complejo de castración tanto en la niña como en el muchachito son procesos inhibidores y limitadores  de la masculinidad, a la vez que promotores de la feminidad.

Quisiera introducir una cuestión que me parece también relevante: el asombro de Freud por la amnesia infantil sobre los primeros años de vida, en la que hay una intensidad de la vida pulsional, emocional, en la que gran parte de las funciones cognitivas se ponen en marcha, y sin embargo la memoria queda inactiva.

Los textos sobre la sexualidad femenina y la feminidad son producciones de la obra ya madura de Freud, que nada tiene que ver con un tratado de sexología, aunque sus títulos pudieran evocarlo.

En el texto de la sexualidad femenina trata de explicar cómo una niña se convierte en una mujer, y para ello introduce conceptos como identificación y elección de objeto, además para hablar de la sexualidad femenina se retrotrae a la infancia, a la relación que ha tenido con su madre y con su padre. Lo que me ha hecho recordar la orientación que Lacan dio a Francoise Dolto; si quiere saber sobre sexualidad femenina, estudie antes la sexualidad infantil.

Quiero también poner de relieve que tampoco es un tratado sobre la vida amorosa de las mujeres, ya en los Tres ensayos, Freud advierte: La vida amorosa del hombre es la única asequible a la investigación, la mujer permanece envuelta en una oscuridad todavía impenetrable. La oscuridad estaría en suponer que la psicología de la mujer podría considerarse simplemente análoga a la del hombre. (3)

Desde el inicio Freud pone el acento en la importancia de la fase preedípica, de la primera vinculación, la ligazón a la madre; Freud dice: es difícil, nebulosa, pérdida en tinieblas, difícil de revivir… ha sucumbido a una represión inexorable. (4)

En la conferencia 33ª sobre La feminidad, pone el acento en el vínculo  entre feminidad y vida pulsional, y dice: no se puede comprender a la mujer si no se pondera esta fase de la ligazón con la madre preedípica. (5)

Es decir, más allá de las ficciones de la novela familiar, me parece importante poner de relieve; el peso que tiene en la subjetividad, para cada quien, el tiempo anterior a la entrada en el lenguaje, el tiempo anterior al consentimiento de dejarse atrapar en el orden simbólico, porque aquí, es mi primera hipótesis, está el germen de la feminidad, para cada ser hablante.

 Freud define la feminidad como la resolución que una mujer ha tomado en su vida adulta, es algo a lo que se accede, a lo que se llega.

Las rutas lacanianas que me parece se pueden tomar, tienen para mí las siguientes indicaciones:

.- El texto de Lacan de 1958, sobre la sexualidad femenina, en el que  hay dos referencias que se pueden seguir para abrir campos de investigación:

1.- El sintagma: “El narcisismo del deseo”, (6) podemos orientarnos con los textos de Eric Laurent sobre las posiciones femeninas del ser, que lo entiende, este sintagma, como un amor al deseo, un deseo de deseo, y con ella se abre la vía de la relación que el sujeto femenino tiene con la falta y con la nada. Abriendo la clínica de la privación, del estrago  y del superyó femenino.

2.- El otro sintagma: “la sexualidad femenina aparece como el esfuerzo de un goce envuelto en su propia contigüidad” . (7)

Ahí donde Freud percibía oscuridad, Lacan empieza a concebir un goce que envuelve por su inmediación, es decir sin la medida fálica.

Me parece el punto de partida para despejar este goce contiguo que experimenta el sujeto femenino “entre una pura ausencia y una pura  sensibilidad”. (8)

La siguiente indicación será el seminario 19, O peor, en concreto el capítulo XIV, que es una charla, que se titula: ”Teoría de las cuatro fórmulas”, entonces para despejar este goce contiguo, es decir, separarlo, diferenciarlo del goce fálico, Lacan recurre a la lógica formal, que introduce dos tipos de NO:

.- No existe, que llevará al No hay, no hay relación sexual, no hay la mujer.

.- No todo, no todo Fi de x, la mujer no toda es.

Quiero introducir también de esta charla sobre las cuatro fórmulas, el lugar de lo indecidible, en el lado derecho, en lo que llamará el lado mujer. Situando lo indecidible en el movimiento de lo imposible al encuentro con lo contingente, y nos dice: lo que está en juego es lo imposible, es decir a fin de cuentas, lo real.

Sigan bien ese caminito. (9)

Concha Lechón. Psicoanalista. Miembro de la ELP

Espacio Central Sede CV-ELP: Preparación del 12 – 13 Congreso de la AMP: La mujer no existe.

Notas

1.- Freud, S. Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos. (1925). Amorrortu editores, Vol. XIX, p. 276

2.- Ibid, p. 271

3.- Freud, S.  Tres ensayos de teoría sexual. (1905). Amorrortu editores. Vol VII, p. 137

4.- Freud, S. Sobre la sexualidad femenina (1931). Amorrortu editores. Vol. XXI p. 228

5.- Freud, S. Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. 33ª Conferencia. La feminidad. (1933 [1932])Amorrortu editores. Vol. XXII, p. 111

6.- Lacan, J. Ideas directivas para una congreso sobre la sexualidad femenina. Escritos 2. Siglo XXI, editores, p. 712

7.- Ibid, p. 714

8.- Ibid, p. 712

9.- Lacan, J. Seminario 19. O peor. Editorial Paidós, p. 205

CÓMO SALIR DE LA DEPRESIÓN

              La depresión se caracteriza por una falta de interés general en los diferentes aspectos de la vida que suele ir acompañado de pensamientos negativos que se dirigen a uno mismo.

El ánimo triste suele persistir gran parte del tiempo.

Hoy, en día, es fácil camuflar este sentimiento pues el mundo altamente tecnológico en el que vivimos puede hacer que pasemos nuestro tiempo envueltos en una especie de nube que nos desconecta de nosotros mismo y nos “enchufa” directamente en el mundo virtual, donde se tiene la ilusión de que lo que allí ocurre es lo que importa.

¿Cómo volver a conectar con la realidad exterior?

¿Cómo hacer para que vuelva a ser interesante el desempeño de las actividades cotidianas?

¿Qué proyectos pueden entusiasmarnos?

Son las preguntas que pueden venir a despertarnos y desear darle otro rumbo a nuestra vida.

Sobre el delirio

Lo que nosotros consideramos la producción patológica, la formación delirante, es, en realidad, el intento de restablecimiento, la reconstrucción.

Freud, Sigmund. Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente (1911 [1910]), Amorrortu editores, Buenos Aires 1986, Vol. XII. P. 63 – 66

Acerca de las psicosis

 

Hoy voy a intentar que nos introduzcamos en el campo de las psicosis, cómo las entendemos, cómo las diagnosticamos, para qué sirve y por qué tenemos que estar orientados por un diagnóstico.

En primer lugar, hay una gran diferencia de la posición de Freud a la de Lacan respecto a los posibles tratamientos para las psicosis.

Como os decía en la clase anterior el psicoanálisis nace del encuentro de Freud con la histérica y fundamentalmente la obra freudiana es una obra basada en la experiencia de una práctica en lo que se llamaba “los trastornos neuróticos”, las dos grandes clasificaciones, por simplificar era “enfermedad mental”, claramente asociado a la locura, con fenómenos como delirios o alucinaciones, lenguaje altamente incoherente, vidas que no podían llevar una cierta normalidad, que vivían normalmente en asilos, o iban errantes de unos lugares a otros.

Sabemos que la locura está en la esencia del ser humano, del ser hablante, acompaña nuestros sentimientos más íntimos por eso decimos que estamos locos de amor, locos de alegría, hay muchas expresiones en la lengua que recogen este grano de locura.

Horacio: Mezcla a tu prudencia un grano de locura, el humanista Tomás Moro, escribió: El elogio de la locura, en el que la locura se concibe como lo opuesto a la racionalidad, y que es justamente este punto de insensatez lo que nos hace humanos.

Todos nacemos locos. Algunos continúan así siempre. Samuel Beckett.

Es una expresión muy acertada, muy acorde con lo que quisiera transmitiros hoy.

Todos nacemos con una dependencia radical y absoluta hacia los otros, el cachorro humano, como lo llama Lacan nace desprovisto de todo, es un ser totalmente indefenso, con un proceso de maduración muy largo, comparado con los animales, y todo ese proceso hasta alcanzar una cierta autonomía personal, hasta lograr un cierto dominio del cuerpo dejará las huellas para que se decante una estructura neurótica o una estructura psicótica.

El niño viene a un mundo ya organizado de alguna manera simbólicamente, y cada vez son más variadas las formas simbólicas, por eso también hay cada vez mayor diversidad en las manifestaciones sintomáticas y en el caso que nos ocupa mayor diversidad en las formas de manifestarse las psicosis.

Como os decía, venimos a un mundo ya organizado (familias más clásicas, monoparentales, de parejas del mismo sexo, adopciones, segundos matrimonios…) y viene a un lugar ya asignado por el discurso de los padres, incluso cuando no han sido esperados. Pues antes de nacer ya hablan de nosotros, ya hay expectativas sobre el ser que va a venir. Entonces podemos preguntarnos cómo el sujeto que llega a un mundo ya organizado con una leyes que son principalmente las del lenguaje, accede, hace la inmersión en este universo, porque no viene de suyo. No es un proceso natural, la clínica con niños, y especialmente la clínica del autismo nos enseña las dificultades para acceder al lenguaje y a la regulación social.

De alguna manera, todos los sujetos tienen que hacer este enganche con el Otro del lenguaje, en primer lugar con los padres,  en un primer momento, y en un segundo tiempo, con el Otro de lo social, con la escuela, por ejemplo.

En todos estos avatares, en todas estas vicisitudes el pequeño ser hablante irá dando respuestas que apuntarán a una solución neurótica, o una solución psicótica.

Este proceso inicial en la vida de un sujeto, en el que el niño se juega, su inmersión en el mundo simbólico, sus afectos, sus amores, su agresividad… lo hace en principio dentro del núcleo familiar, y especialmente en torno a la figura de la madre y del padre. A este proceso Freud lo llamó el Complejo de Edipo, que podemos considerar el tiempo entre las primeras manifestaciones afectivas, en las que el niño responde con sonrisas, reconociendo a los padres; hasta los 5, 6 años, en el que se produce la salida del complejo de Edipo, en el que el sujeto ya ha resuelto su encrucijada, y ha salido con una estructura neurótica, que podríamos simplificarla ha podido construir un Ideal del yo, o ha tomado otro atajo, que es la respuesta psicótica y tendrá que ir haciendo bricolajes, apaños, inventos, remiendos… para poder sostenerse en el lazo social. Los esfuerzos titánicos que hacen muchas veces los sujetos psicóticos para poder estar en el lazo social.

 

Tenemos que hacer un estudio muy profundo, riguroso de la lógica de las psicosis, porque aparentemente no es muy comprensible, pero sin duda todos estos comportamientos que parecen extraños, o todas esas ideas, sin sentido, delirantes, subyacen a una lógica que de entrada desconocemos, y en cada caso hay que descubrir.

En el psicoanálisis decimos que estamos en la clínica del uno por uno, cada persona es un caso. La recomendación de Freud es tratar cada caso como si fuera el primero. Pero por otro lado en tensión a esta máxima singularidad, estamos orientados por los diagnósticos, en psicoanálisis es muy simple: N. P, y P, en cada caso hay lo más singular pero hay que buscar también lo paradigmático, porque nos es útil para la práctica, nos orienta en el modo de hacer, en el modo de intervenir, para estar advertidos de lo que no tenemos que hacer, en fin no se trabaja igual, no se tiene la misma posición frente a la neurosis que frente a las psicosis.

Lacan hace una lectura lógica del Complejo de Edipo, y distingue tres tiempos:

1.- Tiempo de la célula narcisista entre la madre (la función de madre) y el niño

2.- La función del padre: separar al niño de la madre. Pasar del 2 al 3 Prohibición del padre, de un tercero.

3.- El amor del padre, el reconocimiento del Otro (la familia, la escuela, el grupo de iguales…)

Podríamos establecer un cierto paralelismo entre los tiempos del Edipo y las estructuras clínicas.

1-. Esquizofrenia. El tiempo de la fusión con el Otro materno, se da en un mundo de sensaciones, de satisfacción de las pulsiones, fundamentalmente comer y dormir, de satisfacción de las necesidades vitales, pero que es también el momento que se pasa del autoerotismo inicial, a  reconocerse como sujeto en una imagen, a diferenciar lo que es el yo y lo que es el mundo exterior. Si empiezan a haber dificultades en esta fase, seguramente a posteriori, vamos a encontrar problemáticas asociadas de psicosis infantiles y de autismo.

Es asombroso el aumento de los diagnósticos de autismo infantil en los últimos diez años, del orden del… ¿las causas? Pues no se sabe, genéticas, culturales… se pensó hasta en bacterias, lo que ha sido descartado. Fenómeno de epidemia de autismo y de psicosis infantil.

 

¿Qué es lo que caracteriza la esquizofrenia?

En primer lugar, decir que no es frecuente, es bastante inusual encontrar una cuadro de esquizofrenia “pura”, que es un tipo de psicosis grave, normalmente aparecen acompañados de rasgos paranoicos.

Consideramos que estamos ante una esquizofrenia cuando los fenómenos elementales (alucinaciones y delirios) están referidos al cuerpo, porque hay algo de lo que se jugó en el tiempo de la constitución del yo (Freud lo llamó narcisismo y Lacan: estadio del espejo, que es el tiempo en el que todas las sensaciones corporales se reúnen bajo una imagen, y para esto es necesario que esté sostenido por otra persona. En este tiempo de la constitución del yo  hay algo que ya tropezó para poder constituirse una imagen del cuerpo.

Freud: En el inicio de la relación del sujeto con el mundo algo no fue concluido.

Estos fenómenos más extremos (alucinaciones y delirios) que aparecen en los momentos de desencadenamiento, en los momentos de crisis, en los que el mundo cambia su significación, de pronto algo les hace signo, deja al sujeto perplejo y comienzan las alucinaciones, normalmente auditivas y comienza normalmente en unos días después la construcción delirante, por eso para Freud el delirio tenía una función reparadora, porque es un modo de volver a dar sentido, delirante, pero sentido a lo que le ocurre al sujeto.

Volvemos a la esquizofrenia.

En los momentos agudos de las crisis los fenómenos que aparecen son los de despersonalización, sentimientos de fragmentación del cuerpo, sensaciones invasivas en el cuerpo, porque este punto de fragilidad en la que se había construido la imagen estalla. Por eso, puede aparecer en los primeros momentos de las crisis el mutismo y el estupor. No pueden decir nada, no pueden hacer nada, incluso es característico que dejen de comer y de dormir. Por un lado están los fenómenos en el cuerpo: sentir un timbre en la rodilla, no hacer la digestión, pero por otro está lo que Freud llamó: el lenguaje de los órganos del dicho esquizofrénico. Son las expresiones que utilizan referidas al cuerpo, muchas veces son palabras inventadas, lo que Lacan llamó neologismos, y que lo consideró, tanto para la esquizofrenia como en la paranoia, la presencia de estas palabras inventadas, de uso y significado personal de quien las usa.

Ej de Freud, del doctor Vicktor Tausk: el novio es un torcedor de ojos. Cada vez lo ve de una forma diferente. Es un hipócrita.

  1. Paranoia.

¿Qué fenómenos encontramos en la paranoia? Y que se pueden escuchar claramente en los momentos de estallidos de la crisis. Encontramos en primer plano un delirio autorreferencial, alusivo, un signo dirigido al sujeto.

Acompañando este delirio autorreferencial está el delirio de grandeza: tener por misión salvar el mundo, ser el hijo secreto del rey.

Otros creen que las presentadoras les hablan a ellos.

Haber sido un elegido, por Dios, el caso más famoso de la literatura psicoanalítica el caso Schreber, su misión es la de convertirse en la mujer de Dios.

Incluso hoy en día, hay muchas crisis psicóticas con referencias religiosas, porque la religión sobre todo da sentido a la existencia. En otros está presente una reorganización del cosmos, de las energías… porque el delirio es el intento de volver a ordenar el mundo subjetivo.

Entonces, en la paranoia, se ha constituido un yo, y vamos a decir un yo demasiado fuerte, en la esquizofrenia hay una fragilidad de la constitución de la imagen corporal y por tanto del yo; en la paranoia este yo está sobrecargado libidinalmente, como se ve en el delirio de grandeza.

Freud lo dice aman su delirio como se aman a sí mismos.

Encontramos pues esta fuerza inquebrantable en la firmeza convicción psicótica, no se le puede contradecir al psicótico en su delirio, tampoco hay que alimentárselo. Hay que mantenerse neutros hasta que vaya cediendo, porque normalmente, hay la fase de la construcción de un delirio, y normalmente poco a poco va perdiendo consistencia, y van dejando de hablar del delirio. Y la vida vuelve a cobrar de nuevo cierto sentido, cierto orden subjetivo.

Os he hablado de esta fuerza inquebrantable del delirio, porque quiero introducir un elemento clave que nos hace pensar que estamos ante un caso de psicosis, que es lo que llamamos la certeza psicótica, ahí donde en el neurótico aparece la duda, la duda por estructura: ¿lo estoy haciendo bien? ¿Se habrá molestado? ¿Me estará mirando a mí? El psicótico sabe que  lo están mirando a él, y que además lo están mirando mal. Pues encontramos también estas formas delirantes del perjuicio que le causa otra persona, una institución, hay la certeza de que otro quiere su mal, hay una voluntad de goce maligna del otro hacia él.

Es por esta instalación en la certeza, en el que el saber está de su lado, que Freud pensaba que los psicóticos no podían tener una cura analítica pues no tenían la posibilidad de establece un vínculo transferencia con el psicoanalista, que como os dije en la clase anterior es basa en una suposición de saber: ¿Qué me pasa doctor?.

A mediados de los años 90, comenzaron a ponerse en evidencia una serie de casos que planteaban serias dudas diagnósticas, casos verdaderamente difíciles de diagnosticar¸ casos que aparentemente podían parecer ser psicosis, pero no presentaban los índices por los que se diagnostica una psicosis; es decir no había habido un desencadenamiento, un brote psicótico, que marcara un antes y un después en la vida del sujeto, no manifestaban haber tenido alucinaciones, ni había construcciones delirantes sólidas.

Se abrió, a mediados de los 90, un campo de investigación sobre estos casos no típicos de psicosis, primero se puso a trabajar lo que se llamó “los efectos de sorpresa en la psicosis”, no tanto de lo paradigmático, sino de lo singular, lo que había sorprendido a los analistas,   después se les asignó “los inclasificables”, se las fue llamando psicosis líquidas, la clínica de lo vago y finalmente se acuñó el término: psicosis ordinarias.

El próximo Congreso de la AMP, que se celebrará en Barcelona en el 2018: Las psicosis ordinarias y las otras. Bajo transferencia. O sea nuestra investigación continúa.

¿Qué es lo primero que se puso en cuestión? El fenómeno del desencadenamiento. Estas nuevas manifestaciones, en muchas ocasiones, no presentan desencadenamientos, se piensa que son psicosis sin desencadenar, y algunas seguramente no se desencadenarán nunca. Pero no hay elementos para pensar una neurosis. Y es aquí donde el término “suplencia” que es un término de la última enseñanza de Jacques Lacan puede esclarecer estos casos. Pues hay algo para estos sujetos: el trabajo, un hobbie, la escritura,.. lo que les sostiene en un cierta estabilidad.

Cuando se producen desestabilizaciones, normalmente es de forma progresiva, insidiosa, que incluso los sujetos no saben cuándo comenzó.

Entonces, los ámbitos por lo que podemos orientarnos son:

.- El enganche o desenganche, también lo llamamos la conexión o desconexión de lo social, del trabajo, de la familia, de las amistades, de parejas… para detectar  qué hace de amarre en estos sujetos, y qué les produce dificultad o imposibilita el lazo con lo social, y en qué momentos

.- La relación al cuerpo, muchas veces aparecen fenómenos en relación al cuerpo: sentir que está falto de energía, sentimiento de vacío… El caso más famoso: Estar en la nebulosa.

.- Las suplencias: Cada uno tiene una manera de estar estabilizado, aunque no sea siempre la misma.

 

Valencia, 9 de febrero de 2017

Sede de la ELP-C Valenciana

 

 

 

¿Trastornos o síntoma?

Dentro del ciclo: ¿Qué (y cómo trata) el psicoanálisis?
Abordar dos títulos en forma de pregunta, que ya es de entrada posicionarse del lado del interrogante, de tener abierta la puerta a la investigación y al debate.
¿Qué trata el psicoanálisis? El sufrimiento, paradojal, del ser humano, del ser hablante. Qué significa un sufrimiento paradojal es lo que voy a intentar explicar en esta conferencia.
¿Cómo lo trata? El instrumento con el que operamos en la cura analítica es lo que llamamos la “Transferencia”, de la que también voy a hablar hoy.
¿Trastornos o síntoma?
Plural y singular.
En primer lugar para diferenciar la clínica del psicoanálisis de una clínica heredera de la psiquiatría clásica que diferencia entre lo normal y lo patológico, y que ha dado como resultado los manuales diagnósticos y estadísticos de las enfermedades mentales, pero en otro sentido es el trayecto de una cura psicoanalítica: al comienzo tenemos los trastornos, los síntomas, los malestares, las quejas, los fracasos… y a lo largo de una cura se va extrayendo una lógica de las respuestas sintomáticas que cada uno da ante los avatares de la vida: el amor, el trabajo, los vínculos sociales…
Es del encuentro de Freud con la histeria que surge el psicoanálisis. Es el encuentro de Freud, neurólogo, con lo que se llamó los síntomas de conversión, síntomas en el cuerpo: parálisis, cegueras, dolores… que no tenían un correlato orgánico y que desafiaban a la anatomía. Y Freud las pone a hablar, más bien las interrogaba a fondo, porque tenía la idea de que hechos ocurridos en su vida, traumáticos, y de que pensamientos y deseos que habían sido desalojados de la conciencia estaban en el origen de estos síntomas.
Casos “Estudios sobre la Histeria”, el trabajo que hace Freud a partir del dolor de piernas de Elizabeth von R, como a modo de resolver un jeroglífico con los significantes que ella le va contando de su historia yendo cada vez a un tiempo anterior, en el que el amor y el deseo en su corriente erótica ha ido siendo reprimido.
Para obtener estos relatos, estos recuerdos olvidados: 1º Hipnosis (dos niveles de conciencia, fue fundamental para llegar al concepto del inconsciente), 2º Presión de manos (sugestión) y 3º: Llega una paciente que le dice deje de preguntarme y deje que diga lo que yo quiera: ASOCIACION LIBRE. Técnica por excelencia, con la que trabajamos hoy en día: Diga usted lo que se le ocurra, aunque parezca una tontería.
1ª Tópica: Consciente e Inconsciente
Síntoma: Formación del inconsciente.
1ª versión del síntoma: mensaje cifrado, jeroglífico. En cada síntoma: los vestigios de la vida del sujeto, lo que le dejó huella, de lo que ha sido importante decisivo, en la vida de las persona.
Pero con lo que se encuentra Freud es que este desciframiento del síntoma que producía su desaparición encuentra un obstáculo, más allá del desciframiento quedaba algo, había algo en el síntoma que se resistía a ser descifrado, a ser dicho, e inventó conceptos: reacción terapéutica negativa, el síntoma volvía a aparecer, a veces con más virulencia.
El síntoma tiende a repetirse: ya lo he vuelto a hacer, ya me ha vuelto a pasar.
¿A qué le damos estatuto de síntoma?
.- Lo que se presenta como un exceso, aunque sea marcado por un menos (no tengo ganas de hacer nada, no me motiva nada…, depresión, una falta de ganas), ansiedad, formas actuales del malestar, incluso combinadas. NO PUEDO MÁS (de tristeza, de cansancio, con mi pareja, en el trabajo)
.-Lo que se presenta como algo desconocido, extraño para el sujeto… aunque sepa la causa (pérdida de un trabajo, separación afectiva… ) pero en algún momento aparece un : NO SÉ, no sé por qué me pasa esto, no sé qué hacer para que deje de ocurrirme tal cosa. Aunque la mayoría de las veces las personas ya tienen una interpretación de su síntoma.
Hay que favorecer la reconstrucción de la aparición de los síntomas, incluso de los egosíntonicos. En los adolescentes apáticos hay que favorecer la construcción de síntomas.
.- Carácter de fijeza, de repetición, a diferencia de las otras formaciones del inconsciente: los sueños, los lapsus, los actos fallidos, el chiste y los síntomas.
Los sueños: Vía regia al inconsciente: leyes de la metáfora y de la metonimia. Condensación y desplazamiento
Los actos fallidos y los lapsus: la psicopatología de la vida cotidiana. La muestra del inconsciente.
Le chiste: juego de equívocos, de los desplazamientos, del uso metafórico del lenguaje, pero lo que está en el corazón del chiste, envuelto por los recursos más sofisticados del lenguaje es un sin sentido, es un absurdo. Envuelve algo que no tiene gracia.
Actos fallidos, lapsus, el chiste, son emergencias únicas, son efímeras, y no comporta sufrimiento, y en esto es en lo que se diferencia el síntoma, en su carácter de repetición, que es el componente pulsional del síntoma y en el sufrimiento psíquico que comporta.
El síntoma tiene la misma estructura que las otras formaciones del inconsciente, que el sueño, y que el chiste, están regidos por las leyes del inconsciente: condensación y desplazamiento, metáfora y metonimia.
El inconsciente está estructurado como un lenguaje (Lacan)
Si un síntoma puede descifrarse a través de las palabras es porque tiene la estructura del lenguaje.
Respecto del síntoma se trataría pues de ir despejando los fenómenos, los malestares, las quejas con las que una persona llega, para ir extrayendo la estructura sintomática, J.A. Miller, la gramática del síntoma, que subyace, que sostiene esos malestares.
Dos cuestiones fundamentales: Cuál es el síntoma con el que se inició la cura, qué es lo que precipitó una demanda de tratamiento.
Por esta razón son muy importantes las primeras entrevistas, entrevistas preliminares, y que si hemos estado atentos y hemos recogido exhaustivamente las notas de los primeros encuentros, vemos muchas veces, como el germen del desarrollo de la cura ya se había dicho en esas primeras sesiones. Algo se precipita en el relato y que incluso están ya las directrices para la dirección de la cura.
¿Cómo tratamos?, estos síntomas, estas posiciones subjetivas que tienen un componente de sufrimiento importante en las personas, que les inhibe, que les desasosiega, que les imposibilita llevar su vida como desearían… mínimamente.
El instrumento básico del tratamiento psicoanalítico es la transferencia (no es exclusivo) pero sí tienen unas distinciones respecto a otros tipos de transferencia.
Freud la definió como el motor y el obstáculo de la cura
Freud descubrió pronto y con desagrado la facilidad de las histéricas que atendía para enamorarse del médico. Se tomó en serio este asunto, e interpretó este fenómeno como que en el vínculo que se establecía entre el paciente y el médico se transferían los sentimientos que tenían hacia otras personas, y se transfieren tanto los sentimientos afectivos, tiernos como los hostiles y agresivos. Por eso es el motor y el obstáculo.
Qué hace el analista con estas transferencias afectivas que se le depositan? En primer lugar, estar advertido que es un fenómeno que ocurre. (Con figuras que ocupan el lugar del saber. Otros médicos, profesores, curas…)
Lacan: el analista no responder a la demanda de amor, no dejarse atrapar por el lado más imaginario del vínculo transferencial, y por tanto tampoco entrar nunca en la rivalidad, ni en la agresividad.
Hay que aprender en cada caso cómo manejar esta transferencia, y reconducirla a un amor al saber, a un amor al saber inconsciente, a una cierta creencia en el síntoma que cada uno tiene; hasta llegar al punto en que los analizantes tomen la responsabilidad que lo que les ocurre sí que tiene que ver con ellos, con la posición subjetiva que tienen, aún sin saberlo.
Por eso, es muy importante que el analizante sostenga, de cabida a esta zona de “no sé”, porque en el fondo siempre hay algo que uno no sabe, sobre sí mismo. Porque en este lugar de no saber es donde se aloja la transferencia, que Lacan definió como el lugar del Sujeto supuesto Saber (síntoma-supuesto-palabra) para que sea un mensaje hay que creer en las palabras, en el poder de las palabras (hay personas que no creen que hablando se puedan curar).
El lazo transferencial que vincula al analizante con el analista está anudado por lo que Lacan llama “un significante cualquiera”. Se elige y se mantiene la transferencia por un rasgo, de entrada, normalmente inconsciente.
Tenemos una transferencia positiva, el analista conduce el amor, la filia que le es depositado a un amor al saber, a querer saber sobre sí mismo… al inconsciente, y si se acaba siendo analista se crea una transferencia hacia la Escuela.
Pero tenemos también los efectos de la reacción terapéutica negativa, que si es muy fuerte, abandonan el tratamiento.
Hay algo en el síntoma que se resiste a ser curado.
En primer lugar, porque cumple una función psíquica, Freud habla de un beneficio secundar, es una solución de compromiso. En el tratamiento primero hay que despejar: Qué función desempeña un síntoma, no vamos a la eliminación de los síntomas, la desaparición de los síntomas es una consecuencia lógica del desarrollo de una cura.
Claro que hay efectos terapéuticos rápidos, claro que la mayoría de las veces con pocas sesiones, cede sobre todo la angustia, o hay una mejoría, a veces notable, otras, ligera de los síntomas iniciales. La palabra tiene un poder curativo, en la cultura occidental lo sabemos desde los griegos, la katarsis, la liberación a través de las palabras…
Pero llegar a elaborar, a dilucidar por qué se formó un síntoma, qué función tiene, qué sentido tiene lleva su tiempo.
Lo que Freud encuentra es que hay una compulsión a la repetición, hay una tendencia a repetir el síntoma; hay un componente pulsional en el síntoma: el síntoma está construido con significante, pero tiene un componente mudo; la pulsión; Jacques Alain Miller, la define como una cadena muda que al mismo tiempo que se despliega al mismo tiempo que la cadena significante.
La pulsión: es el motor interno, que empuja hacia la vida, hacia el mundo, pero como fuerza constante interior puede llevar al sujeto a lo peor. Es uno de los cuatro conceptos fundamentales.
2ª Tópica: Yo, Superyó y ello.
Antes, el síntoma una solución de compromiso entre lo reprimido y lo que empuja para hacerse presente, entre lo consciente y lo inconsciente, es el retorno de lo reprimido.
Pero en esta 2ª Tópica: es más compleja, hay tres lugares.
YO: sigue siendo el lugar de la conciencia, el lugar de la imagen de la unión corporal, de la permanencia y de la consistencia interna.
Superyó: es el resultado del proceso de socialización de los primeros años de vida, en el que el niño y la niña han ido renunciando a la satisfacción pulsional inmediata, a demorarla, a sublimarla…, es la instauración de la conciencia moral.
Ello: reservorio de las pulsiones, esto que nos empuja, que es una demanda e exigencia, que no cesa, y es una demanda de pura satisfacción.
En esta tópica, el síntoma aparece como la solución de compromiso entre el superyó y la pulsión por mediación del yo; Y Freud da la expresión: Las servidumbres del yo, que por un lado tiene que contentar al superyó, que está ligado íntimamente al sentimiento de culpa, que es estructural en la neurosis. Porque es una instancia que siempre exige más y más renuncias. El sentimiento de no estar nunca a la altura de las circunstancias.
Uno siempre tendría que haber hecho, más, estudiar más, visitar más a un familiar enfermo, etc… En los tratamientos indagar sobre la culpa, por un lado estar advertidos que en la neurosis la culpa es estructural, que además tiene una función civilizadora muy importante pero tiene este otro lado, feroz.
Voy a introducir algunas nociones del síntoma en J. Lacan, no voy a profundizar mucho. (La próxima clase, en enero sobre Las psicosis, me basaré fundamentalmente en J. Lacan)
La noción que tenemos de síntoma como una formación del inconsciente está ligado a las neurosis, y Lacan en el Sem. 5: Las formaciones del inconscientes, hace una lectura desmenuzada de lo que llamamos el Freud del significante, pasa clases enteras deshilvanando los ejemplos freudianos de algunos chistes, de algunos sueños… para poner de relieve la potencia del lenguaje, la potencia de lo simbólico para ordenar la subjetividad humana, son los significantes, determinadas palabras para cada uno los que organizan nuestra vida psíquica, los significantes de nuestros ideales, que Lacan los convierte en significantes amos. En una cura se trataría de recorrer estos significantes, que aparecen una y otra vez en el discurso de los analizantes, que son las palabras que nos vinieron del Otro: las poderosas respuestas del Otro, y que nos dejaron una marca, provocaron un impacto, pero… hay que hacer la advertencia, que son las palabras que vinieron del Otro y que el sujeto las hizo propias: Lo que hace insignia (imagen y significante). El sujeto manipula el espejo del Otro hasta encontrar una imagen en la que verse representado. Y es desde esta representación, inconsciente, que responde.
Tenemos una nueva concepción del síntoma, que vamos acercándolo al uso en singular. Tanto en los análisis como en la teoría vamos del plural a lo singular.
También Lacan pondrá de relieve la relación del síntoma con el deseo, del lado de la histeria, el síntoma mantiene al deseo insatisfecho. La forma de hacer pervivir el deseo es manteniéndolo insatisfecho. La queja.
Del lado de la neurosis obsesiva: es mantener el deseo como un deseo imposible. La demora.
El último Lacan hará una verdadera revolución de su propia teoría. Y que viene del lado de la psicosis: El Shintome: inventar con lo que no se puede dejar de hacer.

Concha Lechón
17 de Noviembre de 2016
Itinerario de Enseñanza Clínica del Psicoanálisis
Seminario del Campo Freudiano en Valencia

Encuentros y desencuentros en el amor

En «Hombres sin mujeres», Haruki Murakami afila su pluma para adentrarnos a través de ocho relatos en la intimidad de hombres que han sido abandonados, con las variadas declinaciones metafóricas de este término, por mujeres.
«Ellas» no forman parte de ningún prototipo, muy al contrario, cada personaje femenino aparece de maneras sutiles en su rasgo más único, lo que las hace inolvidables.
Relatos que conmueven e invitan a la reflexión sobre los modos de amar.