Hoy voy a intentar que nos introduzcamos en el campo de las psicosis, cómo las entendemos, cómo las diagnosticamos, para qué sirve y por qué tenemos que estar orientados por un diagnóstico.
En primer lugar, hay una gran diferencia de la posición de Freud a la de Lacan respecto a los posibles tratamientos para las psicosis.
Como os decía en la clase anterior el psicoanálisis nace del encuentro de Freud con la histérica y fundamentalmente la obra freudiana es una obra basada en la experiencia de una práctica en lo que se llamaba “los trastornos neuróticos”, las dos grandes clasificaciones, por simplificar era “enfermedad mental”, claramente asociado a la locura, con fenómenos como delirios o alucinaciones, lenguaje altamente incoherente, vidas que no podían llevar una cierta normalidad, que vivían normalmente en asilos, o iban errantes de unos lugares a otros.
Sabemos que la locura está en la esencia del ser humano, del ser hablante, acompaña nuestros sentimientos más íntimos por eso decimos que estamos locos de amor, locos de alegría, hay muchas expresiones en la lengua que recogen este grano de locura.
Horacio: Mezcla a tu prudencia un grano de locura, el humanista Tomás Moro, escribió: El elogio de la locura, en el que la locura se concibe como lo opuesto a la racionalidad, y que es justamente este punto de insensatez lo que nos hace humanos.
Todos nacemos locos. Algunos continúan así siempre. Samuel Beckett.
Es una expresión muy acertada, muy acorde con lo que quisiera transmitiros hoy.
Todos nacemos con una dependencia radical y absoluta hacia los otros, el cachorro humano, como lo llama Lacan nace desprovisto de todo, es un ser totalmente indefenso, con un proceso de maduración muy largo, comparado con los animales, y todo ese proceso hasta alcanzar una cierta autonomía personal, hasta lograr un cierto dominio del cuerpo dejará las huellas para que se decante una estructura neurótica o una estructura psicótica.
El niño viene a un mundo ya organizado de alguna manera simbólicamente, y cada vez son más variadas las formas simbólicas, por eso también hay cada vez mayor diversidad en las manifestaciones sintomáticas y en el caso que nos ocupa mayor diversidad en las formas de manifestarse las psicosis.
Como os decía, venimos a un mundo ya organizado (familias más clásicas, monoparentales, de parejas del mismo sexo, adopciones, segundos matrimonios…) y viene a un lugar ya asignado por el discurso de los padres, incluso cuando no han sido esperados. Pues antes de nacer ya hablan de nosotros, ya hay expectativas sobre el ser que va a venir. Entonces podemos preguntarnos cómo el sujeto que llega a un mundo ya organizado con una leyes que son principalmente las del lenguaje, accede, hace la inmersión en este universo, porque no viene de suyo. No es un proceso natural, la clínica con niños, y especialmente la clínica del autismo nos enseña las dificultades para acceder al lenguaje y a la regulación social.
De alguna manera, todos los sujetos tienen que hacer este enganche con el Otro del lenguaje, en primer lugar con los padres, en un primer momento, y en un segundo tiempo, con el Otro de lo social, con la escuela, por ejemplo.
En todos estos avatares, en todas estas vicisitudes el pequeño ser hablante irá dando respuestas que apuntarán a una solución neurótica, o una solución psicótica.
Este proceso inicial en la vida de un sujeto, en el que el niño se juega, su inmersión en el mundo simbólico, sus afectos, sus amores, su agresividad… lo hace en principio dentro del núcleo familiar, y especialmente en torno a la figura de la madre y del padre. A este proceso Freud lo llamó el Complejo de Edipo, que podemos considerar el tiempo entre las primeras manifestaciones afectivas, en las que el niño responde con sonrisas, reconociendo a los padres; hasta los 5, 6 años, en el que se produce la salida del complejo de Edipo, en el que el sujeto ya ha resuelto su encrucijada, y ha salido con una estructura neurótica, que podríamos simplificarla ha podido construir un Ideal del yo, o ha tomado otro atajo, que es la respuesta psicótica y tendrá que ir haciendo bricolajes, apaños, inventos, remiendos… para poder sostenerse en el lazo social. Los esfuerzos titánicos que hacen muchas veces los sujetos psicóticos para poder estar en el lazo social.
Tenemos que hacer un estudio muy profundo, riguroso de la lógica de las psicosis, porque aparentemente no es muy comprensible, pero sin duda todos estos comportamientos que parecen extraños, o todas esas ideas, sin sentido, delirantes, subyacen a una lógica que de entrada desconocemos, y en cada caso hay que descubrir.
En el psicoanálisis decimos que estamos en la clínica del uno por uno, cada persona es un caso. La recomendación de Freud es tratar cada caso como si fuera el primero. Pero por otro lado en tensión a esta máxima singularidad, estamos orientados por los diagnósticos, en psicoanálisis es muy simple: N. P, y P, en cada caso hay lo más singular pero hay que buscar también lo paradigmático, porque nos es útil para la práctica, nos orienta en el modo de hacer, en el modo de intervenir, para estar advertidos de lo que no tenemos que hacer, en fin no se trabaja igual, no se tiene la misma posición frente a la neurosis que frente a las psicosis.
Lacan hace una lectura lógica del Complejo de Edipo, y distingue tres tiempos:
1.- Tiempo de la célula narcisista entre la madre (la función de madre) y el niño
2.- La función del padre: separar al niño de la madre. Pasar del 2 al 3 Prohibición del padre, de un tercero.
3.- El amor del padre, el reconocimiento del Otro (la familia, la escuela, el grupo de iguales…)
Podríamos establecer un cierto paralelismo entre los tiempos del Edipo y las estructuras clínicas.
1-. Esquizofrenia. El tiempo de la fusión con el Otro materno, se da en un mundo de sensaciones, de satisfacción de las pulsiones, fundamentalmente comer y dormir, de satisfacción de las necesidades vitales, pero que es también el momento que se pasa del autoerotismo inicial, a reconocerse como sujeto en una imagen, a diferenciar lo que es el yo y lo que es el mundo exterior. Si empiezan a haber dificultades en esta fase, seguramente a posteriori, vamos a encontrar problemáticas asociadas de psicosis infantiles y de autismo.
Es asombroso el aumento de los diagnósticos de autismo infantil en los últimos diez años, del orden del… ¿las causas? Pues no se sabe, genéticas, culturales… se pensó hasta en bacterias, lo que ha sido descartado. Fenómeno de epidemia de autismo y de psicosis infantil.
¿Qué es lo que caracteriza la esquizofrenia?
En primer lugar, decir que no es frecuente, es bastante inusual encontrar una cuadro de esquizofrenia “pura”, que es un tipo de psicosis grave, normalmente aparecen acompañados de rasgos paranoicos.
Consideramos que estamos ante una esquizofrenia cuando los fenómenos elementales (alucinaciones y delirios) están referidos al cuerpo, porque hay algo de lo que se jugó en el tiempo de la constitución del yo (Freud lo llamó narcisismo y Lacan: estadio del espejo, que es el tiempo en el que todas las sensaciones corporales se reúnen bajo una imagen, y para esto es necesario que esté sostenido por otra persona. En este tiempo de la constitución del yo hay algo que ya tropezó para poder constituirse una imagen del cuerpo.
Freud: En el inicio de la relación del sujeto con el mundo algo no fue concluido.
Estos fenómenos más extremos (alucinaciones y delirios) que aparecen en los momentos de desencadenamiento, en los momentos de crisis, en los que el mundo cambia su significación, de pronto algo les hace signo, deja al sujeto perplejo y comienzan las alucinaciones, normalmente auditivas y comienza normalmente en unos días después la construcción delirante, por eso para Freud el delirio tenía una función reparadora, porque es un modo de volver a dar sentido, delirante, pero sentido a lo que le ocurre al sujeto.
Volvemos a la esquizofrenia.
En los momentos agudos de las crisis los fenómenos que aparecen son los de despersonalización, sentimientos de fragmentación del cuerpo, sensaciones invasivas en el cuerpo, porque este punto de fragilidad en la que se había construido la imagen estalla. Por eso, puede aparecer en los primeros momentos de las crisis el mutismo y el estupor. No pueden decir nada, no pueden hacer nada, incluso es característico que dejen de comer y de dormir. Por un lado están los fenómenos en el cuerpo: sentir un timbre en la rodilla, no hacer la digestión, pero por otro está lo que Freud llamó: el lenguaje de los órganos del dicho esquizofrénico. Son las expresiones que utilizan referidas al cuerpo, muchas veces son palabras inventadas, lo que Lacan llamó neologismos, y que lo consideró, tanto para la esquizofrenia como en la paranoia, la presencia de estas palabras inventadas, de uso y significado personal de quien las usa.
Ej de Freud, del doctor Vicktor Tausk: el novio es un torcedor de ojos. Cada vez lo ve de una forma diferente. Es un hipócrita.
- Paranoia.
¿Qué fenómenos encontramos en la paranoia? Y que se pueden escuchar claramente en los momentos de estallidos de la crisis. Encontramos en primer plano un delirio autorreferencial, alusivo, un signo dirigido al sujeto.
Acompañando este delirio autorreferencial está el delirio de grandeza: tener por misión salvar el mundo, ser el hijo secreto del rey.
Otros creen que las presentadoras les hablan a ellos.
Haber sido un elegido, por Dios, el caso más famoso de la literatura psicoanalítica el caso Schreber, su misión es la de convertirse en la mujer de Dios.
Incluso hoy en día, hay muchas crisis psicóticas con referencias religiosas, porque la religión sobre todo da sentido a la existencia. En otros está presente una reorganización del cosmos, de las energías… porque el delirio es el intento de volver a ordenar el mundo subjetivo.
Entonces, en la paranoia, se ha constituido un yo, y vamos a decir un yo demasiado fuerte, en la esquizofrenia hay una fragilidad de la constitución de la imagen corporal y por tanto del yo; en la paranoia este yo está sobrecargado libidinalmente, como se ve en el delirio de grandeza.
Freud lo dice aman su delirio como se aman a sí mismos.
Encontramos pues esta fuerza inquebrantable en la firmeza convicción psicótica, no se le puede contradecir al psicótico en su delirio, tampoco hay que alimentárselo. Hay que mantenerse neutros hasta que vaya cediendo, porque normalmente, hay la fase de la construcción de un delirio, y normalmente poco a poco va perdiendo consistencia, y van dejando de hablar del delirio. Y la vida vuelve a cobrar de nuevo cierto sentido, cierto orden subjetivo.
Os he hablado de esta fuerza inquebrantable del delirio, porque quiero introducir un elemento clave que nos hace pensar que estamos ante un caso de psicosis, que es lo que llamamos la certeza psicótica, ahí donde en el neurótico aparece la duda, la duda por estructura: ¿lo estoy haciendo bien? ¿Se habrá molestado? ¿Me estará mirando a mí? El psicótico sabe que lo están mirando a él, y que además lo están mirando mal. Pues encontramos también estas formas delirantes del perjuicio que le causa otra persona, una institución, hay la certeza de que otro quiere su mal, hay una voluntad de goce maligna del otro hacia él.
Es por esta instalación en la certeza, en el que el saber está de su lado, que Freud pensaba que los psicóticos no podían tener una cura analítica pues no tenían la posibilidad de establece un vínculo transferencia con el psicoanalista, que como os dije en la clase anterior es basa en una suposición de saber: ¿Qué me pasa doctor?.
A mediados de los años 90, comenzaron a ponerse en evidencia una serie de casos que planteaban serias dudas diagnósticas, casos verdaderamente difíciles de diagnosticar¸ casos que aparentemente podían parecer ser psicosis, pero no presentaban los índices por los que se diagnostica una psicosis; es decir no había habido un desencadenamiento, un brote psicótico, que marcara un antes y un después en la vida del sujeto, no manifestaban haber tenido alucinaciones, ni había construcciones delirantes sólidas.
Se abrió, a mediados de los 90, un campo de investigación sobre estos casos no típicos de psicosis, primero se puso a trabajar lo que se llamó “los efectos de sorpresa en la psicosis”, no tanto de lo paradigmático, sino de lo singular, lo que había sorprendido a los analistas, después se les asignó “los inclasificables”, se las fue llamando psicosis líquidas, la clínica de lo vago y finalmente se acuñó el término: psicosis ordinarias.
El próximo Congreso de la AMP, que se celebrará en Barcelona en el 2018: Las psicosis ordinarias y las otras. Bajo transferencia. O sea nuestra investigación continúa.
¿Qué es lo primero que se puso en cuestión? El fenómeno del desencadenamiento. Estas nuevas manifestaciones, en muchas ocasiones, no presentan desencadenamientos, se piensa que son psicosis sin desencadenar, y algunas seguramente no se desencadenarán nunca. Pero no hay elementos para pensar una neurosis. Y es aquí donde el término “suplencia” que es un término de la última enseñanza de Jacques Lacan puede esclarecer estos casos. Pues hay algo para estos sujetos: el trabajo, un hobbie, la escritura,.. lo que les sostiene en un cierta estabilidad.
Cuando se producen desestabilizaciones, normalmente es de forma progresiva, insidiosa, que incluso los sujetos no saben cuándo comenzó.
Entonces, los ámbitos por lo que podemos orientarnos son:
.- El enganche o desenganche, también lo llamamos la conexión o desconexión de lo social, del trabajo, de la familia, de las amistades, de parejas… para detectar qué hace de amarre en estos sujetos, y qué les produce dificultad o imposibilita el lazo con lo social, y en qué momentos
.- La relación al cuerpo, muchas veces aparecen fenómenos en relación al cuerpo: sentir que está falto de energía, sentimiento de vacío… El caso más famoso: Estar en la nebulosa.
.- Las suplencias: Cada uno tiene una manera de estar estabilizado, aunque no sea siempre la misma.
Valencia, 9 de febrero de 2017
Sede de la ELP-C Valenciana