¿Por qué digo sí, cuando quiero decir no?

Esta es una de las quejas que escucho con bastante frecuencia, en sí no es lo característico de ningún tipo de trastorno, ni tampoco es un síntoma, si no más bien se trata de una actitud que acaba siendo molesta e incluso se vuelve en contra de uno mismo.
Esta cuestión que podría parecer simple a primera vista y que con un poco de esfuerzo uno se podría entrenar en decir : no; es más compleja, pues responde al modo en el que se han establecido las bases de las relaciones con los otros.
Cambiar esta actitud requiere de un proceso en el que se va comprendiendo cómo recibimos la demanda de los otros, qué expectativas esperamos cumplir, y por supuesto cuestiones más particulares de cada uno.

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